Hocico de Bombero
Quien en un medio publico se identifica como bombero representa automáticamente a la institución en la que sirve. Aunque en ciertas circunstancias la palabra servir quede muy grande. Este principio básico es muy común en la mayoría de servicios de emergencia, donde los mas eficientes y serios cuerpos bomberiles tienen protocolos muy claros de ética y actuación que previene entre otras cosas tomarse selfies en accidentes o incendios.
Si Juan Pérez es bombero pero en las redes sociales no se identifica como tal goza de una libertad que no tiene Ramón Fernández, si la foto de su perfil es la de un bombero uniformado, lleno de contacto bomberiles y citas y cuotas de su quehacer en el servicio de emergencia. Al estar claramente identificado su opinión es citable por medios de comunicación, y por la comunidad en general. Sin ser nombrado ni autorizado se le aplican las reglas de un portavoz oficial sin serlo.
La sobriedad o ausencia de esto, muestra la madurez de los miembros de una institución y es vital para mantener el respeto de servicios médicos, policiales y bomberiles.
Que un bombero se permita al insulto o agravio público, lo hace merecedor de las sanciones más severas por mal representar el CGBVP. Exhibe una pobre educación que lleva a preguntarse quien se hace bombero ahí y el nivel que existe.
Es diferente, si Juan Pérez cae borracho en la calle vestido de paisano como dicen los españoles, a que lo haga uniformado de policía. Un policía uniformado y borracho, es un tema de seguridad pública.
En todo caso, los servicios de emergencia que son serios y no solo pretenden ser serios, tienen rigurosas sanciones para sus miembros uniformados o no que exhiban un carácter que perjudique a la imagen del cuerpo.
Que este señor diga HOCICO y agravie a miles de peruanos, no solo demuestra lo que he venido escribiendo y documentando por años sobre la pobreza y baja calidad del bombero peruano, sino de la decadencia de un servicio que ya no es recuperable. Necesita una reinvención total.
Estoy seguro que miles de bomberos neoyorquinos y familiares se sienten tremendamente ofendidos por cada teoría de conspiración que acusa al gobierno de la destrucción de las torres gemelas y por cada disparate que ha podido darse desde hace 16 años, pero nunca un bombero, ni siquiera un bombero jubilado ha arremetido vulgarmente o de alguna forma inapropiada. Ni siquiera ante los planes ofensivos para muchos de construir una mezquita cercana. Los argumentos han sido inteligibles, alturados y correctamente presentados.
Nuevamente, el bombero peruano podrá tener el mejor casco de bombero, la mejor autobomba, el mejor uniforme. Es él, el que falla. El recurso humano no da a la talla, su pobreza en actitud, comportamiento, y formación educativa, es una limitación que no parece podrá superarla. Es su techo y es un techo bien bajito.
Los bomberos no son dueños de la seguridad contra incendios, lo es la sociedad. Ellos unos servidores públicos. Tampoco son dueños de la verdad y esa mandada de cerrar hocico a quien haya sido el pobre especulador de cifras de victimas no merece ni corresponde tal insolencia.
Pero al hocicador y a todos los miembros del CGBVP los expone al insulto, porque quien empieza a insultar, termina insultado.
El ciudadano usa las redes sociales para compartir y descargar sus temores, especialmente en casos que lo sorprenden como el de Larcomar. El bombero si no lo entiende, es por su mala preparación.
Por ultimo, solo un recordar que uno es reflejo de su entorno, espejo de su familia. Y, esta claro, al menos para mi, que en su familia muchos tienen hocico, así se refieren, así se comunican y esa es su realidad.
Este bombero debería ser severamente sancionado, dudo lo sea. En el actual CGBVP eso no es visto mal, es la norma, todos deben estar hocicados.
Lo mínimo que yo haría con él es degradarlo si es que no encuentro otra razón para expulsarlo, así los que quieran imitarlo ya saben. Después de todo, la disciplina es una cuestión de imitación.
José Musse
New York City