En Comando, pero no en Control
El Jefe de Batallón del Sur de Bronx. Dan Sheridan del Departamento de Bomberos de New York, empieza con este sugerente título, La Mano Invisible en los Incendios, su conferencia en el FDIC International que se ha dado en el Centro de Convenciones de Indiana este mes de abril.
Humildad. Estoy en comando pero no en control de la situación, explica. Contando así situaciones que solo pueden explicarse con la mano protectora de un ser superior. Como la caída de un bombero de lo alto de un techo a lo que es una planta repleta de maquinaria industrial pero que milagrosamente cae justamente sobre un colchón dejado por un indigente invasor.
El caso de un combate de incendios donde todos recibieron el mensaje de abandonar el lugar porque se pasaba a un modo defensivo, dejándolo a él y a un compañero en el interior, quienes no recibieron el mensaje de salida, sin agua. El fuego estaba tan super calentado, que no podían ni arrodillarse. Años después supo, que al ordenarse una maniobra defensiva, la torre sino hubiera bloqueado el paso del agua en la manguera, ellos se hubieran quedado combatiendo y hubieran perecido, pero dado que la torre bloqueó el paso del agua de la manguera, buscaron salir.
Estoy seguro que todo veterano tiene sus propias historias que descubren la mano invisible de Dios. Durante mis primeros años de bombero, solía repetirme a mí mismo una frase que leí y se quedó conmigo. Suerte, es el seudónimo de Dios, cuando firma y no quiere usar su nombre.
Entre muchas historias personales solo contaré tres, unas historias que solo he contado en mi círculo íntimo, que muestran la mano de Dios y otras paranormales, que no son faciles de explicar.
Paranormal, muy paranormal
Recuerdo una situación muy particular, sé el día con exactitud.Octubre 17 de 1989. Estaba caminando con mi enamorada de la mano, justo a la altura de la embajada norteamericana, cuando esta quedaba en una transversal de la avenida Benavides en Miraflores, cuando sentí unos gritos que me traspasaron y me dejaron confundido y sin aire. Mi enamorada se asustó pensando que algo me pasaba y sí me pasaba, pero no era un problema de salud, solo la sensación de miles de gritos a mi alrededor. Sin internet, ni telefonía celular en esa época, no supe lo que pasaba hasta que llegué a casa y al escuchar las noticias, pude comprender con sorpresa lo que había pasado. A esa misma hora, un violento terremoto, que sería conocido en la historia como el terremoto de Loma Prieta había desolado la zona de la bahía de San Francisco.
La mano de Dios, durante un atentado con explosivos
Me hice bombero en los 80s, en pleno apogeo de los ataques terroristas que asolaron al Perú. Un día de noche, salimos con la unidad auxiliar 60-4, una camioneta Dodge del 76 a realizar algunas diligencias administrativas. Si la memoria no me falla era César Salazar el chofer. Pasando por la avenida Arica en Breña en dirección al Callao, una explosión sacudió la unidad. La que inmediatamente se detuvo. Según recuerdo, César Salazar me dijo, que bajó para recoger los fragmentos que debieron quedar de mí, por la explosión. Luego supimos, que el grupo terrorista maoísta Sendero Luminoso había atacado la sede del Banco de Crédito y esto se dio, justo cuando pasamos por su frente. No tuve ningún rasguño. Otra vez, la mano protectora.
Fuímos enviados
Otra muy curiosa pasó entre varios bomberos de la Promoción 86. Entre ellos mis entrañables amigos Aldo Sessarego y Ricardo Durán. Eramos unos bomberos muy jóvenes disfrutando nuestra solteria, paseamos por Miraflores, el distrito turístico de Lima, buscando y piropeando chicas. Entramos al Centro Comercial Caracol, en el cruce de la calle Larco y la avenida Ricardo Palma. Los adornos navideños decoraban las vitrinas y entonces nos pusimos a revisar el sistema de protección contra incendios del local, cuando el jefe de seguridad se percató de nuestra presencia, se enojó con nosotros y aunque nos identificamos como bomberos, igual nos botó. Nos fuimos, no sin antes que yo le increpara, Un día, va a necesitar a los bomberos, entonces quiero que recuerde que los botó.
Luego del mal trago, nos fuimos a nuestro cuartel, la Alarco 60. Nos sentamos en el estribor posterior de la Máquina 60-1, una International con bomba Grumman, cuando ahí, la radio estaba llamando a las unidades de bomberos a ese centro comercial. Al día siguiente, visité el lugar. De todos los locales que puede tener un centro comercial, exactamente el que estábamos revisando 24 horas antes, se había incendiado. El fuego había empezado en el árbol de Navidad y había destruido toda la tienda. El sistema de protección contra incendios no funcionó, me contaría luego un bombero de la 28.
Creo que los bomberos que mueren, siguen ayudando a otros bomberos. Los protegen y cuidan. Creo que lo mismo pasa con otras ocupaciones. Policías ayudando a policías, abogados, ingenieros, doctores ayudando y aconsejando a otros colegas. Y, lo mismo de quienes se han ganado las tinieblas.
José Musse
New York City
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