¿Por qué los jefes de bomberos peruanos siempre fracasan?

Hasta ahora, todos los que han ostentado el cargo de comandante general han fracasado. La explicación no es nada complicada. Todos los aspirantes y aquellos que han tenido la responsabilidad lo han hecho motivados por egos personales. Quieren ser líderes, cuando el cargo de liderazgo es de servicio y el ego es el factor menos importante a considerar.

El explorador irlandés, Ernest Shackleton, buscaba fama, pero nunca permitió que su ego fuera tan grande como para perder de vista el objetivo principal: la seguridad de sus hombres. Cuando el equipo que pretendía cruzar la Antártida y su barco, el Endurance, quedaron atrapados en el hielo y posteriormente destruido por la presión de las capas congeladas, no descuidó la seguridad de sus 27 hombres y los llevó sanos y salvos a casa.

Mientras tanto, ocurren innumerables pérdidas económicas y de vidas en el país debido a la mediocridad del servicio de bomberos estatales. La prioridad no debería ser adquirir equipos, sino tener los mejores bomberos posibles. Reemplazar una manguera es prioritario, pero no lo es tener al mejor operador de chorros.

Lo primero que deben hacer los oficiales es trabajar en su calidad como seres humanos. Deben revisar sus prioridades y trabajar en mejoras a nivel personal. Al examinar sus hojas de vida y actuaciones, se descubre la pobreza de alma que es común en todos ellos. Muchos de ellos han tenido que comprometer sus ideales para ascender.

Han logrado muy poco, no hay mejoras en el servicio ni un legado que valga la pena mencionar. No existen objetivos a largo plazo, no hay un plan de 10 años ni una evaluación honesta y técnica que revele las deficiencias y establezca un camino de trabajo para mejorar en pequeños pero constantes pasos.

Fundar nuevas compañías de bomberos que luego se convierten en zombis debido a la falta de un presupuesto sostenible o liderazgo local no es progresar. Comprar equipos para cubrir las necesidades inmediatas no es desarrollo, es parchar carencias pasadas de planificación. Graduar a cientos de bomberos no es crecer, es encubrir la alta rotación y abandono del servicio debido a la falta de liderazgo. El CBP no es atractivo para quedarse, mucho menos para invertir, porque no tiene una dirección clara y eso genera una fuga constante de talentos que nadie menciona, discute ni intenta solucionar.

José Musse

New York City