top of page
José Musse

Un Plan de Supervivencia en Caso de Guerra Nuclear


En caso de guerra nuclear, el plan de supervivencia de una nación se convierte en una preocupación vital, que requiere la asignación estratégica de recursos limitados como alimentos, refugio y combustible. Cuando se trata de maximizar la recuperación tras la guerra, un enfoque pragmático pero controvertido es priorizar la supervivencia de la élite intelectual, utilizando el Principio de Pareto, la idea de que el 80% de los efectos provienen del 20% de las causas. Este modelo sugiere que preservar al 20% más brillante de la población, aquellos más propensos a contribuir a la reconstrucción futura de la sociedad, podría asegurar la mejor oportunidad de recuperación de la nación. Sin embargo, este plan tiene un alto costo, no solo financieramente, sino también éticamente.


El Principio de Pareto y la Supervivencia Selectiva


El Principio de Pareto, desarrollado por el economista italiano Vilfredo Pareto, implica que en muchos sistemas, una minoría de la población genera la mayor parte de los resultados o impactos. En un contexto de supervivencia, este principio puede aplicarse para priorizar a aquellos cuyas habilidades y conocimientos en ciencia, tecnología, ingeniería y medicina (STEM) son cruciales para la recuperación tras el apocalipsis.


Este enfoque, aunque eficiente, es profundamente controvertido, ya que significa que la mayoría de la población, considerada "promedio" o "mediocre", no recibiría el mismo acceso a recursos vitales, simplemente porque no contribuyen de manera tan significativa a los esfuerzos de reconstrucción de la sociedad.


Costos Financieros y de Recursos para la Planificación de la Supervivencia


Para entender la viabilidad de tal plan, es esencial observar los números. El gobierno federal de los EE. UU. tiene un presupuesto anual destinado a la preparación para desastres a través de agencias como la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA), el Departamento de Defensa (DoD) y el Departamento de Energía (DOE). En 2024, el presupuesto de FEMA es de aproximadamente $29,9 mil millones, una parte de los cuales está destinada a la "Continuidad del Gobierno" en caso de guerra nuclear. Sin embargo, estos fondos deben cubrir varios escenarios de desastres más allá de la guerra nuclear, como desastres naturales y pandemias.


Para establecer un plan de supervivencia para una élite en caso de guerra nuclear, varios gastos críticos entran en juego:



  • Construcción de Búnkeres: El costo de refugios subterráneos para personas de alta prioridad (científicos, ingenieros, líderes) es enorme. El Complejo de Montaña Cheyenne, un búnker subterráneo de la era de la Guerra Fría, costó $142,4 millones en su construcción (ajustado a $1,16 mil millones en dólares de 2024), y mantener tales instalaciones requiere gastos anuales significativos para infraestructura, personal y suministros. Construir y mantener suficientes búnkeres para el 20% más brillante de la población (aproximadamente 66 millones de personas en los EE. UU.) requeriría múltiples instalaciones de esta escala. Las estimaciones sitúan los costos de construcción de búnkeres en aproximadamente $500,000 a $1 millón por persona, lo que lleva el costo total potencial a entre $33 y $66 billones—una cantidad que supera con creces el presupuesto anual de FEMA o del gobierno federal.


  • Alimentos y Agua: Almacenar alimentos y agua para quienes se refugian en búnkeres también sería un costo enorme. Según el Programa Mundial de Alimentos (WFP), el costo de alimentar a una persona durante un año en condiciones de emergencia es de aproximadamente $365. Para 66 millones de personas, esto totaliza aproximadamente $24,09 mil millones anualmente. La desalinización o purificación de agua, combustible para generadores y suministros médicos aumentarían aún más esta cifra.


  • Combustible y Energía: El costo de asegurar combustible para alimentar los búnkeres de emergencia es otro factor clave. La Reserva Estratégica de Petróleo (SPR) almacena alrededor de 700 millones de barriles de petróleo, y las estimaciones muestran que un invierno nuclear reduciría drásticamente el potencial de energía solar, lo que obligaría a depender de los combustibles fósiles. Suponiendo que cada búnker necesite 5,000 galones de combustible por año para alimentar generadores, los costos totales de combustible para los sistemas de búnkeres a nivel nacional serían enormes. Con el precio actual del diésel en aproximadamente $4.00 por galón en 2024, el costo anual total de combustible podría alcanzar los $1.32 mil millones.


  • Recursos Médicos: Los costos médicos son más difíciles de estimar, pero los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid (CMS) informan que el gasto promedio per cápita en atención médica en los EE. UU. es de $12,530 por año. La atención médica requerida para tratar la radiación, el trauma y los problemas de salud a largo plazo tras una guerra nuclear probablemente aumentaría esa cifra. Para 66 millones de personas, los costos de atención médica podrían superar los $826 mil millones anualmente.



Tiempo de Respuesta y Asignación de Recursos


El tiempo de respuesta en caso de una guerra nuclear es crucial. Las estimaciones del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) sugieren que un ataque nuclear a gran escala podría impactar en las principales ciudades de EE. UU. en un plazo de 30 a 60 minutos desde su lanzamiento, dejando un tiempo extremadamente limitado para evacuar o refugiar a personas clave. La Directiva Federal de Continuidad (FCD) establece que dentro de este corto periodo, el personal de alta prioridad, como funcionarios del gobierno y líderes militares, sería trasladado a búnkeres predeterminados.


Sin embargo, proteger a un grupo más amplio de élites intelectuales (el 20% más brillante de la población) requeriría una planificación preventiva extensa. Rutas de evacuación predesignadas, sistemas de alerta avanzada y múltiples capas de planificación de contingencias son necesarias para garantizar que estas personas se refugien a tiempo. En 2019, la Oficina de Responsabilidad Gubernamental (GAO) informó que la preparación para la evacuación o refugio a gran escala en caso de un ataque nuclear era insuficiente, lo que plantea dudas sobre si algún plan, especialmente uno centrado en un grupo tan selecto, podría ejecutarse a tiempo.



Precedentes Históricos y Datos


Los datos anteriores sobre conflictos globales y desastres a gran escala ofrecen una idea de lo que ocurre cuando los recursos son escasos. Durante la Guerra Fría, el gobierno de EE. UU. desarrolló planes para evacuar al personal clave a búnkeres subterráneos, pero la población en general a menudo fue dejada a su suerte. La Crisis de los Misiles en Cuba en 1962 reveló que los planes para refugiar a la población civil eran incompletos y descoordinados. Hoy en día, los planes de Continuidad de Operaciones (COOP) de FEMA proporcionan protocolos para proteger las funciones gubernamentales, pero ampliar estos planes para proteger a las élites intelectuales requeriría una expansión masiva en infraestructura y logística.


Además, la investigación realizada por la Corporación Rand estima que una guerra nuclear a gran escala que involucre a varios países podría causar cientos de millones de muertes en los primeros días, con efectos a largo plazo, como el invierno nuclear, potencialmente provocando una hambruna global. Con la producción de alimentos reducida drásticamente durante años, un plan de supervivencia debe incluir métodos sostenibles para alimentar a los sobrevivientes, lo que complica aún más el costo y la logística del esfuerzo.



Equilibrando las Preocupaciones Éticas con la Necesidad Práctica


El dilema ético de proteger selectivamente a los miembros más brillantes de la sociedad utilizando el Principio de Pareto es claro. Si bien preservar a la élite intelectual puede acelerar la recuperación posterior a la guerra, la decisión de asignar recursos vitales a un pequeño porcentaje de la población plantea preguntas sobre el valor de la vida humana y el papel del gobierno en la protección de todos los ciudadanos.


Este enfoque se basa en gran medida en la ética utilitarista, que argumenta que la preservación de un pequeño grupo de individuos brillantes puede proporcionar el mayor bien para el mayor número a largo plazo. En contraste, la ética deontológica—que enfatiza que cada vida tiene un valor intrínseco—choca con una estrategia de supervivencia tan selectiva.



Un Enfoque Duro pero Pragmatico


En una guerra nuclear, los recursos necesarios para la supervivencia nacional excederían con creces lo que está disponible, lo que obligaría a tomar decisiones difíciles. Usar el Principio de Pareto para priorizar la supervivencia del 20% más brillante de la población proporciona un marco pragmático para garantizar la capacidad intelectual y de liderazgo de la sociedad. Sin embargo, los costos en términos de dinero, logística y ética son inmensos.


José Musse

New York City

Comments


  • Facebook Basic Black
  • Twitter Basic Black
bottom of page